Esta especie se reconoce como la primera en ser extinta por el calentamiento global.

Este anfibio de color naranja fluorescente se podía observar a millares en las charcas de lo que se conoce como Bosque ruboso de monte verde, un reducto a gran altitud de unos 10 Kilometros  de extensión.

El hecho de que los anfibios tengan la piel húmeda y que pasen los primeros estadios de su vida en el agua hace que estos animales sean muy vulnerables a los cambios en sus hábitats.

Ese año se pudo contabilizar que menos de 30 huevos sobrevivieron a la primera semana, mientras unos 43.000 se secaron y pudrieron. Al año siguiente, este mismo equipo de investigación encontró un único huevo. Era macho. Al año siguiente, a mediados de 1989, fue la última vez que se pudo ver un sapo dorado.